Rodas

La isla de Rodas, que emerge como una joya del mar, fue un regalo de Zeus a Helios, dios del Sol. Un lugar bañado por el sol que fue hogar de Cicerón y César, cuya retórica y pensamiento todavía resuenan en sus callejuelas empedradas y en su casco antiguo, declarado patrimonio de la humanidad. Siga las huellas de los caballeros de la Orden de San Juan y sus conquistadores turcos, que nos dejaron fascinantes monumentos, fuentes y plazas sombreadas. Sumérjase en su bulliciosa energía y déjese seducir por la tentación de retroceder en el tiempo. Admire la mezquita de Solimán, con su color rosado y su alto minarete, y busque la serenidad en la iglesia bizantina o las vistas divinas de las casas blancas perfectamente enclavadas en lo alto de las colinas. Mientras pasea, descubra la leyenda del Coloso, una de las maravillas del mundo antiguo de unos 30 metros de altura, sustituido ahora por dos ciervos de bronce idénticos que custodian el puerto de Mandraki.