Port-Vendres

Acurrucada entre la sierra de la Albera, en los Pirineos orientales, y las azules aguas del Mediterráneo se encuentra Port-Vendres, una ciudad que encarna el espíritu del sur de Francia. Los barcos pesqueros y las embarcaciones de ocio se codean en las aguas de la Costa Bermeja, salpicada de calas recónditas bajo la atenta mirada de las antiguas torres de vigilancia y el faro monumental del cabo de Béar. Más abajo, en la bahía de Paulilles, la antigua fábrica de dinamita se ha transformado en una reserva ecológica con pintorescas playas y un astillero tradicional catalán. Muy cerca se encuentra Colliure, un encantador pueblo de pescadores digno de una postal. Los viñedos en terrazas y los bosques de alcornoques se extienden por la región vinícola de Languedoc-Roussillon, donde los senderos surcan las colinas, cerca de la frontera con España, y permiten disfrutar de unas vistas arrebatadoras de la costa catalana y el deslumbrante Mediterráneo.